domingo, 24 de junio de 2012

Los deberes

Esta semana he leído el blog de José M.Sánchez, Actualidad Pedagógica, un post del mes de abril (http://actualidadpedagogica.wordpress.com/2012/04/23/6/) y me he encontrado con un nuevo alegato contra los deberes escolares, con argumentos similares a los de otras personas que defienden la no realización de deberes.

Por esas fechas, como se explica en el post, algunos padres franceses consiguieron poner nuevamente sobre la mesa el debate con una “huelga de deberes”. ¿Os fijáis? La huelga la hicieron los padres, no los alumnos.

Mi intención era contestarle en su blog pero me estaba quedando una respuesta tan larga que he preferido extenderme aquí y remitiros a su entrada (en el link más arriba).

Voy punto por punto:

1-“El compromiso o la voluntad propia se desarrollarían mejor a través de otro tipo de tareas que partieran del interés del alumno y que se realizaran de manera voluntaria”.
Creo que es fácil comprometerse con algo que nos gusta, que nos apasiona. Podríamos dedicarle horas sin darnos cuenta de que es hora de comer o de que hace ya horas que deberíamos estar durmiendo. Retrasar la recompensa sí es un rasgo que parece ser que va asociado al éxito en la vida (¿recordáis el anuncio de donuts en que piden a unos niños que esperen para comerlos, y alguno se lanza antes de tiempo? Pues está basado en esa investigación real sobre la correlación entre retraso de la recompensa en niños pequeños y éxito posterior en la vida).

2-"El impacto sobre el resultado académico de los deberes es pequeño en secundaria y mínimo o inexistente en primaria".
Os remito al libro de divulgación neurocientífica Las Claves del Talento, de Dan Coyle (ed. Planeta, 2009). A mí me ha hecho replantearme algunas cosas sobre la forma de aprender determinadas destrezas, y que se podría resumir en “algunas habilidades demandan horas y horas de práctica para poder llegar a dominarlas”.

 Y no, no alego por horas y horas de deberes pero sí por un incremento de la práctica, por pequeño que sea.

3-"La mayoría de los alumnos evitan hacer los deberes que se mandan desde la escuela. Los alumnos del estudio perciben una utilidad baja de las tareas que se les asignan".
Por ello, la solución pasa por elegir bien las tareas que se encargan a los alumnos, no por eliminarlas de cuajo.

4-"Los deberes alejan a los alumnos de sus familias".
¡Y aquí es donde viene la madre del cordero!  El error está en creer que los niños deben hacer sus deberes con el padre o madre sentadito junto a él.

Hay niños que han “descubierto” que enredar con los deberes durante horas les asigna un tiempo precioso con sus padres (ah! esos padres perennemente ausentes que los niños añoran…). Así que algunos niños pueden llegar a hacer de todo con tal de que ese tiempo se alargue y se alargue, aunque sea para gritarse y pelearse. Al menos, tienen a su padre o a su madre pendiente de él.

Esta es una de mis “peleas” habituales con los padres de mis alumnos: les explico una y mil veces que los deberes son de sus hijos, no de ellos. Les doy estrategias para que consigan “alejarse” de ese momento de crisis que puede durar horas y, por supuesto, les pido que no revisen los deberes de sus hijos porque ese es MI TRABAJO, no el suyo.

Así que, lo siento, pero el problema no es de los maestros ni de los deberes: es de los padres.

5-"Cuanto más tiempo se dedique a los deberes, se dispone de menos tiempo de calidad en clase".
En los primeros cursos de primaria, dedicar más de 15 minutos a los deberes me parece una barbaridad. En Ciclo Medio podríamos hablar de 35-40 minutos y en Ciclo Superior, entre media y una hora. Y en todos los casos, no hablo de un tiempo diario: con 3 o 4 veces por semana debería ser suficiente. Con ello el niño se acostumbra a dedicar un pequeño tiempo a planificar su jornada siguiente, a prepararse (él mismo) su propio material y a pensar en lo que se ha hecho durante el día.


Que levante la mano quien no hace eso cada día.

6-"Son discriminatorios. Porque las madres ya no están en casa para atender a las tareas escolares de sus hijos".
Nada, me remito al punto 4. Los deberes son de los niños, y han de ser tareas que sean capaces de hacer solos.

7-"Haciendo deberes los estudiantes ganan muy poco, si a cambio pierden tiempo para dormir, jugar, socializarse con sus amigos o dejar de desarrollar sus intereses propios, incluso si estos son académicos, creativos o sociales".

Me remito a mi explicación sobre la duración de la tarea (punto 5).

8-"La mayoría de los aprendizajes no dependen de la cantidad de tiempo dedicado".
Me remito al libro recomendado en el punto 2: Las Claves del Talento.

Podría asegurar que haciendo una suma cada día en 1º de Primaria, un niño no dominará ni la realización del algoritmo ni la rapidez en su ejecución ni su trasferencia al cálculo mental.

9-"Los tradicionales deberes no despiertan el interés de los niños".
A mí tampoco se me despierta un gran interés por corregir hojas y hojas de sumas, o de textos ilegibles (por caligrafía o por estructura) pero lo hago.

En cualquier caso, este punto no tiene mal remedio: elegir mejor las tareas y la duración de las mismas. Ah! ¿Qué ya lo había dicho? Pues eso.

10-"Hay otro tipo de actividades que el alumno puede hacer en casa por las tardes o durante el tiempo libre".
Más de lo mismo. Estamos obligados a elegirlas bien. Punto. No a eliminarlas.

Como podéis ver, el alegato se resume en 3 puntos:
  • El tipo de actividades
  • La duración de las mismas
  • La falsa creencia de que son los padres quienes deben dedicarse a los deberes de sus hijos.

Otro día os contaré de qué manera bárbara (tan bárbara como poner deberes, o incluso más) mejoramos la presentación de trabajos y la caligrafía en niños de Primaria (y los consiguientes beneficios para esos alumnos cuando han llegado a la ESO).

lunes, 18 de junio de 2012

9ª carencia- Reducción de recursos: gomets contra tijeras

Tal vez ahora, esta que numero como novena carencia debería situarse en primer lugar. No solo eso, tal vez debería descomponerla en todas las consecuencias que lleva asociadas.

En cualquier caso, se me llevan los demonios. No porque mi sueldo se haya reducido, que sí. No porque se reduzca el número de profesores para aumentar el de alumnos, que también. No porque defiendan que la reducción de recursos –económicos- no está afectando a la calidad de la enseñanza… sino porque los más perjudicados son los de siempre, los más débiles.

Ligados a algunas de las carencias enumeradas en anteriores posts, hay niños para cuyas familias la principal prioridad en su vida es comer cada día (al parecer, un 25% de la población de Cataluña) así que sus dificultades escolares quedan en un segundo plano (o tercero, o cuarto…).  Seguramente, esto supondrá que un 25% de esta generación de niños sea una generación un 25% perdida de aquí a 15 años.

Hay niños que han nacido aquí (algunos llegan ahora, pero cada vez son menos) pero que en su casa no hablan catalán y, a lo peor, ni castellano. Están obligados a estar escolarizados pero en su escuela no se llega al mínimo de niños en esa misma situación, por lo que se encuentran sin aula de acogida que los acoja (valga la redundancia). Algunos, incluso, llevan ya aquí más de los 2 años establecidos pero siguen sin tener un dominio operativo del idioma. Así pues, su escolarización representa 5 ó 6 horas de mirar al techo (conozco casos). No entienden casi nada de lo que se dice, explica, cuenta, representa...  Y no hay recursos para atenderlos de forma útil. Sus familias no les pueden ayudar ni dentro ni fuera de casa (no hay dinero).

Hay niños con dislexia (algunos, incluso, sin diagnosticar). Si su familia ha de decidir entre comer o buscarles un lugar que les ayude con la reeducación, ¿cuál creéis que será la opción elegida?

Por todo esto, si:

  • Estudias o eres diplomado en magisterio y tienes tiempo este verano
  • Eres psicólogo colegiado
  • Y quieres ayudar a enganchar, aunque sea con gomets, algo de lo recortado

Busco ayuda en Sabadell para:

  • Dedicar 1h al día para jugar, hablar, contar y que te cuenten cosas niños que no dominan el catalán o no han formado parte de un aula de acogida (por estar en un centro que no llegaba al mínimo de niños exigido) y sin recursos .
  • Pasar pruebas para diagnosticar a niños con “sospecha” de dislexia y sin recursos económicos.
  • Ayudar a reeducación de niños con dislexia sin recursos económicos.
Si crees que puedes ayudar y demostrar que solo las personas podemos cambiar las cosas, contacta conmigo en teclaiguix@gmail.com

Gomets contra tisores: un gomet es poca cosa pero... pega.

domingo, 10 de junio de 2012

Tener en cuenta las ideas de 10 personas en lugar de esperar la idea genial de una sola (7º estado del espíritu kaizen).

O dicho de otra manera: hay más comida en miles de sardinas que en un solo atún.

La forma más cercana de explicar el sentido de este “estado del espíritu kaizen” sería el perfeccionismo mal entendido como virtud: esas personas que revisan y revisan, y rehacen y así mil veces sin encontrar nunca el momento de dar por terminado un trabajo y entregarlo donde sea que lo esperen. ¿Utilidad de todo ese trabajo llevado a cabo?: Ninguna.

Pues con las ideas de mejora pasa algo semejante.

Algunas empresas premian las que más ahorro de costes han producido y las llegan a premiar con, incluso, un coche para el equipo que tuvo la idea y persiguió su implementación (planta de VW en Navarra, por ejemplo). Pero claro, las ideas que supongan en ahorro el coste de un coche no aparecen cada día. De hecho, estas son las menos.

Pero en el día a día nos topamos con multitud de pequeños detalles que, de modificarlos levemente y ahora mismo, a partir de mañana nos facilitarán enormemente nuestro trabajo, sea por reducción de tiempo de dedicación, por reducción de coste o por mejora de la calidad de nuestro trabajo (plazo, coste, calidad, los 3 pilares de la orientación al cliente -interno o externo-).

En estas pequeñas cosas de nuestro día a día, podemos intervenir nosotros directamente y mejorar en cuestión de minutos. Alguna vez necesitaremos una autorización (para comprar un mueble, por ejemplo) y otras veces necesitaremos de todo un equipo que nos ayude a implementar nuestra idea (electricistas, un persianista…). Pero, la mayor parte de las veces, si miramos a lo que hacemos cada día, seguro que nos surgen un montón de ideas. Solo hay que estar atentos y no dejarlas caer en el olvido sin más.

Es cierto que hay días que no vemos más allá de nuestras narices pero hay otros que son un no parar de ideas fluyendo…

Así, si todos hacemos lo mismo, estamos aportando a nuestra organización multitud de pequeñas mejoras cada día.

Si esperáramos a la gran idea revolucionaria que lo va a cambiar y mejorar todo, tal vez deberíamos esperar años. Y mientras tanto, la casa por barrer.

Un único requisito para estar en este estado del espíritu kaizen: entender que es cosa de todos y de cada día.  Solo así tendremos los miles de sardinas.

Nota: la principal dificultad radicará en los “no se puede”, “no es cosa mía”, “no me pagan para eso”… En fin, seguro que conocéis a alguno. Y sí se puede, sí es cosa suya y sí le pagan para eso.